Todo pasa tan rápido alrededor de Natalia Lacunza que, lo que para otro artista sería simplemente un pequeño paso adelante en su carrera, para la joven artista navarra se convierte en un giro inesperado de la mano de nuevos compañeros de aventuras. Porque sí, ya sabemos de sobra que Natalia es esa cantante que creció de la mano de Operación Triunfo y que alcanzó su primer gran éxito junto a Guitarricadelafuente con esa preciosa balada que es “Nana triste”.
Pero mucho ha llovido desde entonces, y en ese tiempo Lacunza se ha transformado en una artista dueña absoluta de su carrera, que tiene muy claro hacia dónde se dirige musicalmente y también a la hora de manejar su discurso. Para plasmar ese salto con imágenes sólo hay que comparar las fotografías de aquella talentosa tardoadolescente con la magnética estrella del pop en que Natalia Lacunza se ha convertido en los últimos dos años. En ese tránsito ha habido entrevistas que Lacunza ha aprovechado para hablar de sexualidad y de conflictos generacionales, apariciones televisivas, alfombras rojas y, sobre todo, un puñado de canciones, sola o de la mano de ilustres compañeros de viaje, que definitivamente la han situado en la cima de la música popular contemporánea. Natalia lo mismo asalta las listas de la mano de su antigua compañera en OT Aitana (Cuando te fuiste), que utiliza su influencia para apoyar a algunas de las propuestas más interesantes de la música independiente de nuestro país. Nombres como Cariño, trashi, Chill Chicos, Ghouljaboy, Putochinomaricón,… por un lado han ayudado a aportar nuevos matices a la música de Natalia Lacunza, profundizando en una propuesta que se ha ido enfocando cada vez más hacia un sofisticado pop electrónico. Y, al mismo tiempo, vincularse al nombre de Natalia Lacunza y su enorme proyección mediática, les ha servido a todos ellos para transcender a audiciencias más amplias, el territorio natural en el que se mueve la artista navarra. Un estatus el de padrina de la nueva escena musical de nuestro país, sólo al alcance de las grandes estrellas.
Tras lanzar “Tiene que ser para mí”, un álbum redondo que encerraba lo más íntimo de su proceso creativo y vital: hablaba de despecho, de escucharse a sí misma, de hacer las cosas mal, de derrotas y esperanzas, de victorias y cicatrices… Ahora presenta ”DURO”, un EP, colorido y emocional, que explora los rincones más íntimos y personales de Natalia. Cinco canciones que son un viaje para conocer lo más intimo de la artista. Dejándose fluir entre sonidos electrónicos, la dulce voz de la artista es la protagonista, haciendo que cada vez te sientas más cerca de ella.
Todo pasa tan rápido alrededor de Natalia Lacunza que, lo que para otro artista sería simplemente un pequeño paso adelante en su carrera, para la joven artista navarra se convierte en un giro inesperado de la mano de nuevos compañeros de aventuras. Porque sí, ya sabemos de sobra que Natalia es esa cantante que creció de la mano de Operación Triunfo y que alcanzó su primer gran éxito junto a Guitarricadelafuente con esa preciosa balada que es “Nana triste”.
Pero mucho ha llovido desde entonces, y en ese tiempo Lacunza se ha transformado en una artista dueña absoluta de su carrera, que tiene muy claro hacia dónde se dirige musicalmente y también a la hora de manejar su discurso. Para plasmar ese salto con imágenes sólo hay que comparar las fotografías de aquella talentosa tardoadolescente con la magnética estrella del pop en que Natalia Lacunza se ha convertido en los últimos dos años. En ese tránsito ha habido entrevistas que Lacunza ha aprovechado para hablar de sexualidad y de conflictos generacionales, apariciones televisivas, alfombras rojas y, sobre todo, un puñado de canciones, sola o de la mano de ilustres compañeros de viaje, que definitivamente la han situado en la cima de la música popular contemporánea. Natalia lo mismo asalta las listas de la mano de su antigua compañera en OT Aitana (Cuando te fuiste), que utiliza su influencia para apoyar a algunas de las propuestas más interesantes de la música independiente de nuestro país. Nombres como Cariño, trashi, Chill Chicos, Ghouljaboy, Putochinomaricón,… por un lado han ayudado a aportar nuevos matices a la música de Natalia Lacunza, profundizando en una propuesta que se ha ido enfocando cada vez más hacia un sofisticado pop electrónico. Y, al mismo tiempo, vincularse al nombre de Natalia Lacunza y su enorme proyección mediática, les ha servido a todos ellos para transcender a audiciencias más amplias, el territorio natural en el que se mueve la artista navarra. Un estatus el de padrina de la nueva escena musical de nuestro país, sólo al alcance de las grandes estrellas.
Tras lanzar “Tiene que ser para mí”, un álbum redondo que encerraba lo más íntimo de su proceso creativo y vital: hablaba de despecho, de escucharse a sí misma, de hacer las cosas mal, de derrotas y esperanzas, de victorias y cicatrices… Ahora presenta ”DURO”, un EP, colorido y emocional, que explora los rincones más íntimos y personales de Natalia. Cinco canciones que son un viaje para conocer lo más intimo de la artista. Dejándose fluir entre sonidos electrónicos, la dulce voz de la artista es la protagonista, haciendo que cada vez te sientas más cerca de ella.